
Las vistas desde el mismo teleférico y desde lo más alto de la montaña son increíbles, y es lo que más llama la atención a los turistas. El teleférico no opera en los días que hace más viento de la cuenta, ya que puede ser peligroso, y en la subida hacia la cima, pasarás inevitablemente por una zona de niebla llamada el “tablecloth”, o lo que es lo mismo, el “mantel” de nubes que cubre la ladera de la montaña. La leyenda dice que esas nueves simbolizan la competencia de fumar entre el diablo y un famoso pirata llamado Van Hunks.
Los teleféricos han avanzado mucho desde sus inicios, siendo ahora capaces de transportar unos 63 pasajeros (cuando antes no cabían más de 25) y además van rotando 360 grados en su viaje hacia la cima, ofreciendo a los pasajeros unas vistas panorámicas increíbles. Además, son más resistentes y estables contra el viento y su velocidad ha aumentado, haciendo el recorrido desde abajo hasta la cima en cuatro o cinco minutos.
Desde la cima se puede observar un panorama increíble de Ciudad del Cabo, Table Bay, la Isla de Robben, Signal Hill y por supuesto el Océano Atlántico en el occidente y el sur.
El teleférico cambia sus horarios dependiendo de la temporada, abre a las 8 de la mañana y cierra de 6 de la tarde a 10 de la noche, siendo diciembre la época del año en la que está funcionando más horas.
Una vez arriba, se puede disfrutar de más de 300 rutas, como la Dassie (vistas al norte, occidente y sur), la Agama (vistas de 360 grados de ciudad del Cabo y la penínsul) o la Klipspringer, que ofrece vistas desde el borde de la montaña hacia el desfiladero Platteklip. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es una montaña de más de 1000 metros de alto, las condiciones metereológicas pueden cambiar rápidamente y es fácil perderse. Más de uno y más de dos temerarios que no van preparados para las excursiones mueren cada año así que es mejor ir preparado para cualquier imprevisto

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